martes, 22 de abril de 2014

Mucho empleo, enorme precariedad


Este es el título de un artículo incluido en un boletín (newsletter para los anglófonos) que me ha llegado esta mañana. No puedo negar mi sorpresa al leer la primer parte del enunciado “mucho empleo”, tanto es así que no he interiorizado la otra mitad... ¿Dónde hay mucho empleo? Y he continuado leyendo…

Se trata de una información sobre el trabajo textil en el mundo, sobre todo en países del denominado “tercer mundo” o en vías de desarrollo, donde el trabajo en este sector todos sabemos cómo es… Habla sobre las condiciones insalubres de trabajo y los “accidentes” laborales (entre comillas porque son más que evitables en muchos casos y, por tanto, son más producto de la desidia y la falta de atención que un hecho inesperado) Os lo dejo para que lo leáis en este link  

Y después me he preguntado: ¿sólo en este sector funciona así? Salvando las distancias de la inseguridad o, mejor dicho, llevándolas a otro nivel, la precariedad laboral nos está acompañando un poco a todos. Desde la hostelería (con menos papeles que un galgo, que diría mi madre) hasta la docencia (que tiene muchos papeles pero no de los que debe en la mayoría de los casos) pasando por casi todas las que se os ocurran, en la actualidad estamos sufriendo una serie de abusos que, hace tan solo unos años, no más de 6 o 7, los españoles no consentíamos (sufrirlos nosotros, porque que les pasara a otros… la verdad es que movía pocas conciencias…)

Y que conste que no hago apología de nada. Lo peor del mundo es que jueguen con tu vida, y eso es lo que pasa en los países a los que hace referencia el artículo. Simplemente le quiero bajar unos grados y acercarlo a nuestra realidad, al juego que se teje a nuestro alrededor (con nuestras vidas, aunque a otros niveles).

Ahora creo que podemos tomar una perspectiva distinta de la realidad, y no digo con esto que se deba aceptar o rechazar un trabajo sin seguridad, sin un salario digno o sin papeles. Lo que digo es que el mundo está lleno de colores y no siempre nos tocan los bonitos.


Y que conste que empleo hay. Dicen… 

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