Diario de una reinvención

Y ahí estaba yo... A los trentaytantos y sufriendo un ERE, tan injusto como todos, que me ponía al borde del abismo del desempleo "por tiempo indeterminado"... Bueno no: al borde de ese abismo ya llevaba muchos años, tantos como trabajando por programas de la Administración Pública. Entonces, ¿qué era diferente esta vez?

La crisis y la edad. Y la experiencia. Y la formación. Bueno, no está mal: dos diferencias positivas y dos no tan buenas (pero no necesariamente negativas, ¡ojo!). La balanza en equilibrio.

Partiendo de esta balanza "equilibrada" he empezado a construir mi reinvención. Profesional, claro. Y es de eso de lo que va esto: de partir de lo que se tiene, definir qué se quiere hacer y dónde se quiere llegar (más o menos: lo puliremos con el devenir de los días) para diseñar estrategias que nos permitan alcanzarlo.

Os iré contando cómo lo he hecho (y lo sigo haciendo) yo. Ni es la única forma ni es la mejor: es, simplemente, la mía. En el resto de páginas de este blog encontraréis información para que podáis diseñar la vuestra, la que se adapte a vosotros, porque en esto de "buscar empleo" no hay recetas mágicas: sólo orientaciones, asesoramiento e información en que apoyar las decisiones propias.

Primeras decisiones.

Lo primero que hice fue tomarme unos días para no pensar y dejar que se me enfriaran todas las emociones. ¿Por qué? Para poder pensar sin que me bloqueara la frustración y la impotencia que sentía. No es fácil desconectar la mente de estos problemas, lo sé, creedme, pero es necesario para poder ser objetivos. Pasados unos días y después de ser capaz de hablar del tema con más o menos calma, fue el momento de tomar decisiones.

Lo primero que hice fue analizar el momento y el mercado de mi sector laboral. No era el mejor momento para moverme "en lo mío" porque las subvenciones dadas ya estaban en funcionamiento (y con el personal contratado) y todas las demás debían esperar para finales de año. Vaya... Mi sector quedaba descartado de un plumazo...  Visto el mercado me planteé qué otras cosas podía hacer sin alejarme demasiado de mi zona de confort. La mejor opción era, sin duda, el sector de la formación, al que me había dedicado, de una u otra forma, desde siempre, pero me encontraba con el mismo problema: las subvenciones públicas (para cursos de FPE) no estaban en su mejor momento. Otra decepción...

¿Entonces qué? Buscar en la empresa privada o "montar algo". O las dos cosas. Mientras valoraba empresas privadas, y preparaba el curriculum y las cartas de presentación para cada una de ellas, me planteaba qué lugar podría ocupar yo como freelance en el mercado actual...









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